1. «La batalla de Alarcos (en árabe: معركة الأرك ma'rakat al-Arak) es una batalla que se libró junto al castillo de Alarcos (en árabe: al-Arak الأرك), situado en lo alto de un cerro junto al río Guadiana, cerca de la actual ciudad española de Ciudad Real, el 19 de julio de 1195, entre las tropas cristianas de Alfonso VIII de Castilla y las almohades de Abū Ya'qūb Yūsuf al-Mansūr (Yusuf II). La batalla se saldó con la derrota de las tropas cristianas, lo cual desestabilizó al Reino de Castilla y frenó el avance de la reconquista unos años, hasta que tuvo lugar la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212.» · Párrafos del artículo "Batalla de Alarcos" de "Wikipedia Commons".
«El escudo de la banda es el emblema característico de la monarquía nazarí, una especie de distintivo o firma ligado a la figura regia, incluido con gran frecuencia en construcciones patrocinadas por el soberano o en manufacturas suntuarias salidas de los talleres palatinos, como textiles, cerámica de reflejo metálico o trabajos de metalistería. Consiste en una divisa rectangular, con el lado inferior acabado en ángulo, y rodeada de un marco simple, sobre el que se traza una banda transversal, que suele contener un texto en caligrafía árabe, cúfica o cursiva: la gāliba o lema oficial del sultanato (wa-lā gālib illà Allāh). La máxima ha sido traducida tradicionalmente como «No hay vencedor sino Dios», aunque recientemente se ha propuesto su lectura más precisa como «Soberano solo es Dios». La ubicación de este mote en el escudo es variable. A veces se insertaba completa en la franja central, otras veces aparecía fragmentada en dos mitades ocupando los campos adyacentes o podía rodear exteriormente el motivo heráldico. En ocasiones el blasón en su conjunto podía aparecer asimismo coronado.
Respecto a su origen, la historiografía reciente ha ofrecido diferentes teorías. La opinión más tradicional, argumentada por Pavón Maldonado, relacionaba esta divisa con la Orden de la Banda, instituida por Alfonso XI de Castilla en 1330, y otorgada por su sucesor, Pedro I, al soberano nazarí Muhammad V como signo de gratitud por los apoyos bélicos recibidos del musulmán, en el marco de las cordiales relaciones diplomáticas existentes entre ambos. En su opinión, su uso se iniciaría en al-Andalus, a partir el segundo reinado de este monarca (1359-1390). Sin embargo, Fernández Puertas ha demostrado que el blasón fue creado en el ámbito andalusí mucho antes, en torno a principios del siglo XIV, como apunta su temprana representación en madera en el arrocabe de la torre de Abū al-Haŷŷaŷ o del Peinador de la Reina ‒construcción originaria de la época de Abū-l-Yuyūs (1309-1314) ‒ o pintado en las yeserías de Yusuf I (1333-1354), en el intradós de acceso al Salón de Comares.»
Crédito texto: "Escudo nazarí de la banda"